Cecilia Vicuña: el zurcir de la palabra
Escrito a partir del libro "Soy Yos" de Cecilia Vicuña publicado en la revista Carcaj. www.carcaj.cl
Diseño: Navaja
¿Puede existir una escritura que dé la impresión de
un hilar, un inconciente en la forma de remendar un continuo poema que es
palabra y hebra, hacia una base que es el papel que recibe este hilvanar?
La idea del tejido en la historia poética de un
país y el rol del/la poeta en ese entramado. Recuerdo hace algunos meses, un tema
de conversación en una tarde con la poeta Elvira Hernández por el Paseo Bulnes.
Me comentó de este “tejido poético” de la literatura chilena en donde, en
ciertos momentos, tomamos la hebra y comenzamos a tejer. En este caso ¿Cuál es
la relación de la palabra con el enhebro, el paso punzante hacia una
escapatoria?
En el libro “Soy Yos” (LOM, 2010) de la poeta
chilena Cecilia Vicuña, podemos cerciorarnos de la forma constante y genuina de
ese “palabrarmas” que Vicuña ejerce con un “yo” en plural, concitando una unión
hacia ese conjunto de cosas encontradas, lana, hilos y madejas que junto a sus
poemas forman parte de un todo que fluye y es un río que dibuja al pasar:
La palabra
es un hilo y el hilo es lenguaje.
La
tejedora ve su fibra como la poeta su palabra.
El hilo
siente la mano, como la palabra la lengua.
Hablar es
hilar y el hilo teje el mundo.
(de “Palabra e Hilo”, 1996)
Entonces, la página en blanco es ahora parte no
solo de un sinfín de merodeos y palabras que trascienden la naturaleza y el
sosiego de los espacios comunes, sino que también es parte de un paseo que
silencia todo lo concreto de las escrituras solemnes o calculadas, y somos
parte de un desafío de significancia y significantes, sonidos y ejercicios
visuales que decretan un horizonte distinto, una búsqueda en donde la mirada
también se centra en tomar ese fino trozo de piedra que es detalle, naturaleza,
vida. La palabra se palpa como se palpa una semilla y da tono a un sonido en el
agua.
Y es así como en esta antología “diseñada” en
compañía de Naín Nómez nos detalla cada uno de los gestos e impulsos que ha
venido desarrollando la voz de Vicuña, a quien vamos descubriendo en cada uno
de sus pasos, siendo parte de ese hilvanar, observando el devaneo:
Palabrar
más o palabrir
es armar y
desarmar palabras
para ver
qué tienen que decir
Las
palabras desean hablar.
Escucharlas
es la primera labor.
(de “Palabrarmas”, 1984)
Ahora también vemos a la autora siendo parte de la
relación entre lana y wik’uña. Entre
los montes y alrededor de las palabras va sucediendo ese oro lánico, riqueza y fecundidad y ese hilo de agua, hilo de vida. Y de pronto está, nuevamente, el
verse inmerso en toda la inmensa belleza de cosas encontradas, lana, hilos y
madejas. ¿De que otra manera se podría unir una palabra con otra sino fuera
“hilándolas”? Cecilia Vicuña, consciente o inconsciente de esto, da forma a un
adiestrado sentir que evidencia una claridad hacia otros parajes que,
ciertamente, parecen lejanos al tránsito de las ciudades y sus efemérides. Pero
a la vez, también ligadas al tránsito común de cada día:
“Hay que
acompañar el hilo” dice Don Pablo. Jalando y soltando
[ a la vez
la cuerda
de un trompo que empieza a bailar.
(de
“Instan / I tu”, 2002)
De este modo “Soy Yos” es ese plural que se adecua
en todos los ámbitos del arte en el cual Vicuña desarrolla su forma de ver y
sentir, siendo este, aquel ímpetu genuino que nace de una emoción, un impulso
leve que despierta y se va en las semillas esparcidas por los caminos. Es
“ella” en constante transformación, como cuando vemos caer ese ovillo de lana
que tropieza y que se expande, dejando esa hilera por todo el cuarto. Esa
hilera que contiene todo ese amor que
congrega.
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