Entrevista para El Ciudadano
El día de ayer apareció esta entrevista que me realizó el poeta Oscar Saavedra para "El Ciudadano". Hablamos acerca de bibliotecas, edición y poesía. Bajo la foto dejo las preguntas y respuestas para su mejor lectura:
¿Cómo fue tu primer acercamiento a la poesía? ¿Qué te motivó a seguir
en ella?
Fue con mi papá. Él escribía poemas y luego los grababa en una radio cassete
cuando yo era niño. Ya más grande me acerqué a la biblioteca del liceo y tuve
un profe que escribía poesía y la fomentaba en sus clases, así que también
estuvo presente en la enseñanza media. Después descubrí a Huidobro, Nicanor
Parra y los poetas “Beat”. Ahí me di cuenta que me gustaba la literatura. Salí
del liceo e ingresé a los talleres de poesía de Balmaceda 1215 y me hice socio
de Bibliometro. Creo que la gran motivación fue darme cuenta que podía realizar
un acto de libertad con la palabra, que no había limites, que era la hoja en
blanco y yo, y que lo que pudiera realizar ahí era mi propia voluntad. Recuerdo
ese hayku de Basho que dice: “Como Chikusai / loco de poesía /acuchillo el
viento”. Creo que me sentía como Chikusai.
Tus poemas son breves. Reales. Instantes. Háblame de tu estilo y
publicaciones
Me gusta el poema fotográfico, un
click, una explosión, un paisaje. Me interesa la calle, las veredas, el ir y
venir de cada día. Me interesa el entorno de un barrio y el desarrollo de la
vida de las personas. En cuanto a mis publicaciones, he publicado mis libros
con el sello La Calabaza del Diablo y también he sacado algunos títulos con
Ripio Ediciones, Lanzallamas Libros y Libros del Pez Espiral.
¿Cuáles son los espacios que te inspiran?
Me inspira el Barrio Yungay donde
vivo. El Parque Quinta Normal, la calle Huérfanos, Esperanza, Cueto y Santo
Domingo. En el libro “Estética de la lluvia” trabajé estos lugares en un clima
lluvioso de invierno. Ahora estoy escribiendo un libro que se llama “La
destrucción de los espacios” que también transcurre en estas calles y habla de
los cambios en el entorno cotidiano a partir del abandono y la ambición
inmobiliaria, junto a los pasajes y calles que resisten el paso del tiempo.
Al igual que Borges, eres bibliotecario y poeta. ¿Cómo ves la movilidad
de los libros?
Si, trabajo en la Biblioteca de
Santiago pero uno no es ni la sombra del lápiz de Borges. Y pienso que la
movilidad de los libros está en las bibliotecas públicas, en las ferias de
editoriales independientes, en los pocos sitios web, blogs, revistas en
internet que hacen algo por darle una dinámica al ámbito de los libros. Hay una
escena editorial muy activa en este momento en Chile que se tiene que alinear
con el público lector. Y proponer la lectura como un acto de placer es la
tarea, hacer libros tentadores, que den ganas de leerlos. Leer puede ser
fascinante, hay que difundir este constante secreto que algunos disfrutan en
sus vidas. Pero no es más ni menos que eso. Si no quieres leer, no pasa nada,
no es una obligación. Pero si lees, y si lees un libro bueno, por supuesto,
puede que vivas una sensación de vitalidad que no se comparará a otras cosas.
¿Qué se viene en la vida poética de Raúl Hernández?
Acaba de aparecer la reedición de
“Poemas cesantes”, mi primer libro, con la editorial Libros del Pez Espiral. Es
una edición muy bonita, llena de detalles que lo hacen ser un libro muy especial.
Ahora preparo un fanzine que se llama “Películas” y sigo escribiendo el libro
“La destrucción de los espacios”. También soy editor de poesía en Edicola
Ediciones, labor que me tiene muy entusiasmado y que me apasiona. Finalmente en
la biblioteca, en la edición y en la poesía, creo en las cosas simples.
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