BRACEA
El exceso de carencia es de buena forma sobrellevado, sólidamente trabajado en el último libro de la poeta chilena Malú Urriola. Las fracciones ligadas al traslado fatal hacia un mundo de monstruosas situaciones son el gesto deforme de una obra transmutada. Los instantes se quedan como escenas de película rara, abriendo un zig zageo que adecuadamente se traslada hacia efímeras escenas de felicidad. La hermandad obligada y la inevitable privación de normalidad, cuaja de gran forma y se posa en imágenes inclinadas hacia oscuras fotografías. La muerte sólo es un secreto y ya no es menester de algún sufrimiento. Conocer un amor de tres piernas, llevar una vida siamesa, tener dos madres y vivir una niñez de perros atropellados por trenes y tibios rasguños de alambre de púas sólo es parte de una vida sin inercia, asimétrica, casual. La escritura de un diario de niñas limitadas y vivir de una vez por todas estos fríos momentos de desesperanza con la ternura de quien ve animales en las extrañ