SE ACERCA UN TEMBLOR
Estoy leyendo tranquilamente un libro, cuando comienza a temblar levemente, pero de forma duradera, creando esa tensa calma en donde no sabemos qué vendrá ahora. Toda la desesperanza del mundo, ninguna fe perdurable. Esperamos mirando un punto fijo la performance del terremoto o el final de una leve interrupción en nuestros objetivos momentáneos. Y se detiene. Ya no está temblando y todo sigue su curso como una imprenta a mediodía. Pero queda la duda de los diarios temblores incisivos, “el enjambre” como suele referirse la experta de sismos de nuestro país. Será que algo se avecina y es esa inminencia insegura la que nos hace mirar de reojo cualquier movimiento extraño, en la cama, en el velador. El movimiento sin consentimiento propio que nos persigue desde niños. Me queda la duda de tanta advertencia, de todas estas etapas que pueden ser una escalera hacia el vacío. Algo se viene, y es esta incertidumbre la que me queda rondando desde hace días. Toda la vorágine de fin de año, que co